Noche de cervezas con mi amigo Nikki. Punto de encuentro: la zona de Palermo. Sí, Palermo. Me importa un carajo Palermo Soho, Bronx o como quieran llamarlo. Para mí es Palermo, a secas. Como decía, nos dirigimos a un bar de la zona que estaba atestado de gente por lo que tuvimos que improvisar sobre la marcha. Destino final: Dubliners (foto).
Ciertamente el lugar no inspira confianza a priori. No me malinterpreten: quiero decir que a simple vista es innegable pensar en “otro bar que intenta replicar la mística irlandesa”. Pero hete aquí que Dubliners es una sorpresa en sí mismo. Los precios rondan el estándar de este tipo de lugares e incluso pudimos disfrutar de un cómodo happy hour de Warsteiner (de 18 a 21hs). La ambientación es acorde a la mística que se intenta recrear y las meseras, además de simpáticas, son una bomba. Claro que la música acompaña para disfrutar de la velada, alejándose, afortunadamente, de los clichés a los que estamos acostumbrados (U2, Coldplay). Cito de memoria, pero suena mucho Marylin Manson, Rob Zombie, Monster Magnet, alguna que otra banda electrócnica noventera (con The Prodigy a la cabeza) y no me acuerdo qué más (estoy seguro que algo de Faith No More, The Cult y demás etc).
Una deliciosa Guinness marcó el final de una velada que espero se repita prontamente.
2 comentarios:
OBVIO que pinta repetir pronto, amigo por favorrrrrrrrrrr!
Ojalá Corabi no sea acústico. Ojalá que rompa todo... Ojalá.
PALERMOGOLICO DECILE,ES LA QUE VA....
Publicar un comentario