Para
quienes no sepan de qué hablo, Lujuria es un cuarteto que cuenta con tres
discos de estudio y cuyo género se aproxima a una mezcla precisa entre At the
Drive-In, Queens of the Stone Age y Nirvana, en la faceta más salvaje de cada
uno de ellos. Ya los había visto en vivo con anterioridad y aquella noche de
sábado ratificaron mis impresiones: lo de Lujuria en vivo se caracteriza por la
fiereza. El set no superó la hora de duración, algo más que acorde para una
banda que no baja su intensidad en ningún momento, con una ejecución muy
precisa y un despliegue físico intenso. Con todo, me quedó la sensación de que los
Lujuria confían en sus canciones, que las sienten y las viven y que no tienen
otro modo de ejecutarlas tan energéticamente. Por cierto, fue un gran acierto
no incluir covers: cuando tu energía está en el modo Lujuria es en vano
hacerlos.
Tal vez con
mis palabras no pueda reflejar la experiencia de verlos en vivo. Mejor: acercate
a la fecha que te quede más cómoda y durante una hora aislate de cualquier
distracción. Lujuria te va a mantener entretenido.
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