Second Coming

La última columna que realicé para El Bicho Reactor llevó por título “Segundos discos que superaron a los primeros y se transformaron en clásicos”. Claramente la consigna es un tanto capciosa debido a que no hay un criterio universal que determina cuando una placa es mejor que otra (ni tampoco queda en claro qué es "mejor"), aunque haya casos que se caen de maduros. 

Tal vez el modo más consistente de demostrar cuándo una segunda placa aplasta a la primera es mencionar casos en los que no sucede de este modo. A ver, repaso los primeros que se me vienen a la mente: los Manic Street Preachers (una de mis bandas favoritas de todos los tiempos) inició su carrera discográfica con “Generation Terrorists”, que a pesar de ser un tanto extenso en duración, contó con hits impecables y una impronta difícil de encontrar en aquella época. Su continuador fue “Gold Against the Soul”, un claro paso atrás y el cual prácticamente prefieren olvidar. “Appetite for Destruction” es uno de los debuts más poderosos y fuertes de todos los tiempos; bajo ningún punto los “Use Your Illusion” pudieron siquiera equipararlo, aún compilando lo mejor de ambos. Lo mismo sucede con Van Halen: el “II” es una masa, pero el autotitulado lo destruye. 

Momento de hacer un parate y mencionar a bandas cuyos segundos discos pasaron completamente de largo. Es el caso de Pantera, COC, Prong, Ministry, Screaming Trees, Turbonegro, Judas Priest, Rush y tantas otras. Son grupos que pulieron su sonido del tercer disco para arriba.

Ahora sí, el top.

KYUSS “Blues for the red Sun” (1992)

Los chicos del desierto de California publicaron su primer material en 1990 bajo el formato EP (“Sons of Kyuss”) y en 1991 llegó “Wretch”, el larga duración. Tan sólo un año más tarde editarían “Blues for the red Sun” y el Metal tendría un nuevo subgénero (el Stoner Rock, claro) a la vez que uno de los grandes clásicos de la década. En un envidiable ejemplo de maduración de la propuesta, “Blues…” marcó el paso a seguir por sus contemporáneos alrededor del globo.

 CHEAP TRICK “In Color” (1977)

Nunca me voy a cansar de decirlo: amo a esta puta banda. Si bien “Cheap Trick” (editado en febrero de 1977) es IMPRESCINDIBLE, “In Color” (septiembre del mismo año) no se queda atrás. Los chicos de Illinois tuvieron las pelotas bien puestas para no incluir uno de los mejores temas de todos los tiempos (“I Want You to Want Me”) en su debut, ya que el productor (Jack Douglas) consideró que le faltaba para lograr la perfección absoluta. Ya por la inclusión de ese temazo “In Color” es una maravilla hecha música, sin embargo ahí están “Southern Girls”, “Big Eyes”… belleza Power Pop en pleno auge Punk.

 IRON MAIDEN “Killers” (1981)

Mi disco favorito de la Doncella. Sonido valvular, grandes pasajes musicales (claramente habían encontrado su punto caramelo), fiereza Punk, dos instrumentales buenísimos y una producción acorde (Martin Birch) lo ponen un peldaño por delante de “Iron Maiden”. Compuesto íntegramente por Steve Harris, muestra el debut de Adrian Smith en viola y a la vez es el último disco en contar con Paul Di’Anno en voz. De allí en adelante serían otra banda, sin la testosterona a flor de piel.

RADIOHEAD “The Bends” (1995)

Si no fuera por “Creep” nadie hablaría del debut de los chicos de Oxford (bueno, también está "Anyone Can Play Guitar"). “The Bends” no sólo lo estampa contra la pared y tiene todo lo que un grandísimo disco debe tener: arranca de diez, cierra con un clásico y desperdigadas hay maravillas. Y no me vengan con el chamuyo de que desde que desde "Kid A" hicieron mejores canciones porque no les creo nada. 

SICK PORKY “Origen de Fuego” (2009)

Siempre seguí de cerca la carrera de los Sick Porky, prácticamente desde sus inicios (vi uno de sus primeros shows en un bar de San Telmo, en una fiesta donde había cerveza libre). Sus primeros EP’s me parecieron geniales y viví con mucha felicidad la edición de “Ancestral” (2006). Pero este “Origen de Fuego” (2009) los muestra más maduros como instrumentistas y como compositores, despegándose un tanto de sus principales influencias para incluir otras, entre rockeras (Soundgarden) y más conceptuales (Baroness). Me encantan este tipo de discos, que se pueden escuchar de principio a fin. Y el mérito es doble, viniendo de un país como el nuestro donde no abunda este tipo de material. La perla: “Pura Sangre”.