A veces no importa a quién vayas a ver: lo más importante suele darse entre la comunión entre los de arriba y los de abajo. Y en este sentido, el show de Primal Scream en GEBA nació muerto. Puede que haya injerido el poco humor de los escoceses, pero desde ya que la obscena distribución del VIP (desde el mangrullo hasta el escenario) mermó el humor de los presentes. O al menos el mío.
Criticar a la organización sería un detalle apenas menor (¿qué carajo hacía ahí Jarabe de Palo?) pero el hecho de que se hayan regalado tantas entradas generó el efecto boomerang que todos vislumbrábamos: menos del 10% del público estaba interiorizado en los Primal. El grupo se encuentra en pleno festejo del 20° aniversario de “Screamadelica” (tal vez su álbum más emblemático) y como es costumbre en nuestros días, lo vino presentando íntegramente en cada uno de sus shows. Buenos Aires no iba a ser la excepción pero tras el tándem conformado por “Movin’ on Up”, “Slip Inside This House” y “Don’t Fight It, Feel It” nos dimos cuenta que no lo iban a tocar en el orden del CD. Lo bien que hicieron. A claras luces el show necesitaba de una respuesta más picante de parte de los escoceses, que encima sufrieron complicaciones sonoras inauditas a esta altura de los eventos internacionales, con “Damaged” siendo salvajemente saboteada por las potencias, que únicamente se encendieron para el final del track.
El mal humor general iba in crescendo para cuando el cantante Bobby Gillespie se despachó con un "vamos, sé que pueden mejorarlo" tras la híper fría "Come Together" (a la cual describió como un "orgasmo masivo"). Ya no había vuelta atrás y los "hijos de puta" y "Buenos Aires, están ahí?" no ayudaron a emparejar un show destinado al ocaso. ¿No me creen? Chequeen algún video de YouTube y díganme si Mani (ex bajista de Stone Roses) mostró algún indicio de felicidad o si su mente estaba pensando en cuando volvería a tomar su trago o pastilla favorita.
Probablemente el problema haya sido yo y mis altas expectativas. Por eso no me resigno a creer que si se hacía en El Teatro de Colegiales las cosas hubieran sido distintas.
4 comentarios:
"A veces no importa a quién vas a ver: lo más importante suele darse entre la comunión entre los de arriba y los de abajo". Que sabia frase...
Si hubiera sido en el Luna Park nos partía la cabeza a todos los que realmente queríamos ver a la banda, no me cabe ninguna duda!
Lo disfruté porque iba a eso y pude obviar (trabajo difícil) las contras del sonido, las charlas de la gente que estaba cerca y el ridículo campo VIP.
Esto demuestra que ya no se organizan más recitales, sino eventos sociales. Al menos éste tipo de festivales son así.
me parece que ultravívido te madrugó el post y la polémica. es un mala leche(?)
Completamente de acuerdo. Y te lo respalda el hecho de que la gente va vestida para el campeonato mundial del mejor look, hay algo en torno a eso muy superficial, donde la banda es un accesorio. Te das cuenta en los instantes previo al comienzo, nadie coreaba el nombre del grupo. Es cierto que no hay necesidad de que suceda, pero te marca la pauta del interés y la expectativa generada, ese cosquilleo que te recorre cuando estás pronto a ver a tu grupo favorito.
Publicar un comentario